jueves, diciembre 13, 2007

La renuncia a la consistencia

Preferiría no hacerlo - La renuncia a la consistencia - "He renunciado a copiar" - Historia de Job y de Job

Transcripción de la conferencia de Claudia Díaz sobre Bartleby, en alguna fecha, en algún lugar, probablemente en Bogotá

A Claudia, con el amor de su transcriptor

(Descripción del lugar: en una casa amplia, de dos pisos, en la sala, instalados unos sencillos y eficientes equipos de sonido en lo que debió haber sido un salón de recepciones familiar, las sillas dispuestas para un auditorio espontáneo, no más de veinte personas, adelante, un pequeño escritorio, detrás de él una silla, y sobre la superficie un micrófono y unos papeles que el conferencista dispone no para su lectura, sino como una partitura abierta y permeable para el discurso)

Claudia Díaz: [...] que encierra en sus paredes este texto podemos considerar el cuento como una especie (suena al fondo un teléfono) de espacio cerrado, Bartleby, el escribiente, una historia de Wall Street. Entonces acá el texto nos detiene en su título sobre la palabra escribiente y sobre la palabra muros que van a ser como dos claves del sentido que estamos tratando de discernir en esa idea también del arte como algo enigmático ¿hum? A pesar de que este es un texto cuya escritura tiene que ver con el preciosismo del detalle, con la minuciosidad del detalle, vamos a encontrar que también en este texto, esa minuciosidad del detalle, como en el texto de Kafka, quizás solamente es un recurso, un recurso donde aparentemente podemos situar, y donde aparentemente podemos hacer visible lo que no es visible, lo que no es demostrable, lo que no es precisable. Esta es la historia de una doble transformación, la transformación de Bartleby y la transformación del jefe. Es la historia de una doble transformación y esto es muy importante porque quizá de pronto, haciendo una primera lectura del texto, hacemos esa lectura alrededor del personaje Bartleby pero también es muy, muy interesante en una segunda lectura, hacer esta segunda lectura desde la transformación que le acontece al jefe en esa presencia, en esa interacción con Bartleby y esa transformación que le sucede al jefe tiene que ver con una transformación sobre su manera de pensar acerca del comportamiento humano, sobre la ética del trabajo, sobre sus apreciaciones morales. De eso es de lo que se trata esta historia (pausa). Esta historia tiene que ver también, y aquí quisiera hacer alusión a un, a un libro de Italo Calvino que se llama “Seis propuestas para el próximo milenio”, en esas propuestas que Calvino señalaba, eh todavía faltaba mucho tiempo para que terminara el, el siglo, pero Calvino quería hacer como una aproximación sobre las cosas que sería necesario rescatar para el siglo venidero, para el siglo en el que estamos situados y escribe su libro alrededor de una serie de claves que él sintetiza en unas palabras guías, palabras guías tomadas en su disonancia eh por ejemplo, el libro comienza con la idea de la rapidez y de la lentitud, y eh, así, se va, se va deteniendo (3:00”) en una serie de valores que era necesario preservar y el último capítulo estaba dedicado al tema que hoy nos convoca que es el tema de la consistencia. Entonces en este último capítulo Calvino iba a hablar sobre el tema de la consistencia y su paralelo, y la palabra que estaría allí acompañando esa, esa consistencia que sería la inconsistencia, o sea, Calvino está abordando estas palabras guías desde el punto de vista de las correspondencias, desde el punto de vista de la teoría de las correspondencias. En esa teoría de la correspon, de las correspondencias que hace posible toda la poesía de final del siglo diecinueve, la poesía simbolista, y donde la clave de las correspondencias tiene que ver que en una lectura del universo, en una lectura poética de la naturaleza, no es posible abordar una imagen sin pensar en su contrario, es decir que a toda imagen, a todo símbolo, corresponde en su lectura la apreciación del contrario, es decir que no sería posible abordar el bien sin leerlo necesariamente desde el mal, que no sería posible abordar la belleza sin leerla desde la fealdad, es decir, que la belleza solamente se entiende en términos de fealdad y belleza (miembro del auditorio: uhum) ésa es la teoría de las correspondencias. Entonces en esa lógica está escrito el libro de Italo Calvino, desde esta apreciación de los simbolistas, desde esta apreciación que hace, que hace Baudelaire sobre su teoría del símbolo como correspondencia. Humm paradójicamente Italo Calvino muere antes de escribir esta última conferencia sobre el problema de la consistencia humana y entonces lo que yo voy a tratar de hacer es como, con esta presentación del texto de Melville, como llenar ese vacío, paradójicamente digo, porque el tema de la consistencia tiene que ver con el vacío (pausa) consecuentemente con ese vacío Italo Calvino muere, o puede escribir su conferencia y esa conferencia queda entonces signada (ruido de papeles que golpean de canto sobre la mesa del escritorio) a nuestra imaginación, a lo que nosotros podamos imaginar que puede ser la consistencia, leyendo a Bartleby, pero la consistencia no la podemos pensar como consistencia sino es en esa relación con la inconsistencia, entonces de lo que se trata cuando hablamos de Bartleby es de pensar a Bartleby en términos de la consistencia-inconsistencia (hum) la consistencia y la inconsistencia significan que la vida consiste en consistir, es decir, cuando una cosa se ha transformado en un efecto de una causa (6.00”), esa, digamos, ése es el tema central de este libro, cuando una cosa se transforma en el efecto de una causa en eso, a eso se refiere la idea de la vida como consistencia, es decir... o sea en esa vida como consistencia yo ya no soy la causa de mis acciones, si no, yo soy un efecto de una serie de causas, hum, y la inconsistencia tiene que ver con la eliminación de esa causa, entonces, cuando se elimina la causa, no hay efecto y eso significa entonces que ese ser, cuya vida se define como consistir en, ha sido desprovisto de la posibilidad de ser ese ser reducido que era ese, ese ser efecto, y ha quedado reducido a cero, ha quedado reducido a un puro vacío (¿hum?) ha quedado reducido a una, a una pura nulidad ¿no? entonces, desde ese sentido vamos a hacer una lectura de Bartleby (¿hum?) eh, la, el texto se inicia con las palabras del narrador en primera persona que es el jefe, eso también es una idea muy interesante del libro que tiene que ver con esa transformación de la que les hablaba, porque es bastante interesante pensar que el jefe por primera vez escribe u texto de este tipo, el jefe es un abogado que se ha dedicado toda su vida a hacer informes sobre asuntos que tienen que ver con las leyes, asuntos taxonómicos que tienen que ver con las leyes, informes minuciosos, y ahora está dado a la tarea de escribir, de escribir acerca de unos hombres cuya vida consiste en transcribir lo que otros han escrito (pausa) y hay algo que nos llama la atención en el inicio del cuento y es que el narrado en primera persona, el jefe dice que él va a hablar de u tipo de hombres sobre los que nunca se ha escrito (pausa) entonces aquí nos encontramos con la primera paradoja porque esos escribientes copian ¿hum?, porque ellos consisten en escribir, esos escribientes consisten en escribir, porque ellos son efectos de escritura, los escribientes son efectos de escritura (pausa) y sin embargo él va a renunciar a la vida de los otros escribientes en aras de rescatar la vida de Bartleby, nos dice al comienzo del libro la más singular hum y la más singular significa, y ahora lo entendemos, una vida que ha sido reducida a la nada, porque precisamente ha per, ha perdido la posibilidad de, de ser una vida (9:00”) que consiste en. Bartleby ya no es un efecto de una causa, eliminada la causa Bartleby no es nada. Entonces ahí co, comenzamos a entender por qué la vida de Bartleby es la más singular (ruido de madera que cruje bajo los pasos de uno de los asistentes). Otra cosa, otra cosa que nos llama la, la atención en este comienzo del relato y que nos recuerda a la metáfora de la muralla china en Kafka, sobre esa imaginación, no, o sobre esa suposición que nosotros tenemos de la completitud de la muralla china y que tiene que ver con la imposibilidad de efectivamente tener una imaginación o una suposición sobre la posibilidad de la completitud de una vida humana ¿hum? y aquí comienza pienso yo el sentido enigmático de esta historia. Esta historia nos presenta la vida como reducida al espacio de una oficina, y esto que de alguna manera en un primer momento nos puede parecer absurdo, porque de alguna manera el clima y la atmósfera del cuento nos llevan a pensar en el absurdo, es efectivamente real (pausa) lo que anuncia eh Melville es el anuncio de una época que se define como trabajo ¿hum? de una vida que se define como trabajo, y si ustedes leen detenidamente el cuento no hay ningún asomo de verdadera intimidad en los personajes de este cuento ¿hum? esto quiere decir que estamos asistiendo a esa gran, la, la oficina es, es descrita como una especie de máquina, como una especie de máquina cuyos componentes son todos estos organismos que van dando la definición de ese, de esa oficina como engranaje, y la oficina se va transformando también en ese lugar que va a definirse como la administración total de la vida, de la vida de estos, de estos seres, de la cual no solamente participan sus empleados, de la cual no solamente participan estos cuatro empleados, sino de la cual también participa el jefe y esto también va a ser muy interesante, la lectura que hace Melville sobre el tema de la autoridad, porque uno podría suponer que el jefe, el que escribe esta historia, está liberado(pausa) ...de ese, de esa maquinaria, de ese ámbito de la oficina pero el jefe también hace parte del engranaje de la oficina (pausa) hum [...] contarles al comienzo que va escribir sobre Bartleby desde la in, incompletitud biográfica de Bartleby, es decir, que es imposible rastrear el hilo de esa vida y por eso les decía que esta, esta idea nos sugiere (12.00”) y nos hace, y la podemos entender quizás si la, si la relacionamos con la idea de la con, de la imposibilidad de imaginar esas discontinuidades de las que habla Kafka en el cuento de la Muralla china, donde aparentemente la muralla china es una continuidad pero realmente nosotros no tenemos ninguna posibilidad de comprobar esa continuidad si no es efectivamente en la experiencia, asistiendo a la continuidad de la muralla china, de la misma manera el jefe no tiene ninguna manera de constatar efectivamente la vida de Bartleby si no es asistiendo a los pocos fragmentos que puede visitar de esa vida, y también el jefe apela a las fuentes originales, que también es muy, muy interesante, porque esas fuentes originales tienen que ver acerca de su propia experiencia acerca de la vida de Bartleby, él como testigo, como testigo y también aquí habría otra cosa muy interesante y es que el narrador escritor desde el comienzo nos envía al epílogo, a la solución del cuento que está en el epílogo. Nosotros podríamos saltarnos todas las hojas y llegar directamente al epílogo, y quizá ahí también entendamos el problema de la continuidad del texto y el problema de la arquitectura del texto, y que tiene que ver con esta idea de la consistencia, y es que quizá los que está haciendo el narrador con este, con esta narración, es crear el cuerpo de Bartleby para que nosotros podamos comprender cabalmente el epílogo hum o sea quizá si nosotros nos vamos directamente al epílogo nos llevemos una idea distorsionada de lo que significa este problema de la inconsistencia de Bartleby, de esta pérdida de la consistencia en Bartleby, y quizá lo que el, el jefe está siendo entonces es crear una densidad de escritura para ese vacío que es Bartleby y esa densidad de escritura es la minuciosidad de todos los detalles, con el, con los que el jefe quiere llevarnos a entender el sentido enigmático de este texto, que no es más que la reescritura en dos versiones de la historia de Job, porque en este texto hay dos Job, el jefe es Job, sería la primera versión, por eso les decía que es la historia de dos transformaciones, y Bartleby también es Job. O sea que hay una reescritura del, del mito de Job pero desde las dos caras de una misma moneda, desde la supuesta autoridad del jefe y desde la versión de aquel cuya vida consiste en consistir, pero que ya ni siquiera (15:00”) consiste porque ahora es inconsistente, es decir, la versión de Bartleby hum (pausa) bueno hum hay una cosa interesante en esta historia de la transformación del jefe como primera versión de Job y es que en esa vida, en esa vida que ha sido reducida al espacio de la oficina, que es de alguna manera la traducción que hace Melville de la vida humana, porque habría que preguntarse por qué es que Melville escoge el espacio de una oficina para hablar de la vida, o sea, lo interesante de este cuento es que uno podría pensar que el cuento habla de una oficina, pero si ustedes se fijan en el cuento no hay absolutamente ningún otro espacio vital, salvo la oficina y la iglesia, y unas pocas calles donde también hay otras oficinas, o sea que si nosotros pensáramos que este cuento es el mundo para Melville, podríamos pensar que para Melville el mundo tiene la dimensión y puede traducirse en términos de una instancia laboral como es la oficina hum y es bastante sugestivo que en esa calle de oficinas que es Wall Street, que además participa de un carácter disonante, de la luz, porque allá arriba apenas logra penetrar la luz del sol, y lo que se ve es una sombra permanente por esos edificios tan altos, o sea es un calle disonante que está dominada por esa, por ese dualismo de la luz y de la sombra hum, de lo único que se habla es de la iglesia que está cerca de esas oficinas, o sea que en esa definición del mundo que hace Melville está la vida como, como oficina, y la iglesia y nos preguntamos entonces, por qué la iglesia, entonces en esa historia de la transformación lo que vamos a asistir también es a todo un razonamiento, a todo un razonamiento ético que va a hacer el jefe a lo largo de todo este cuento, uno podría leer este cuento como una especie de tratado sobre ética, pero no estaos haciendo ninguna interpretación, lo podemos leer como una transcripción de una cantidad de tratados sobre ética que tiene que ver con que esos tratados sobre ética racionalmente intentan explicar las conductas de los hombres, es decir, a través de la razón, esos tratados nos van procurando un alivio, un alivio para el corazón, pero es a través de la razón hum pero hay un momento en el que la razón no basta, en esos tratados éticos, hay un momento en que la razón no puede aliviar la angustia (18:00”) del corazón, que en ese momento, en ese momento no podríamos hablar ni siquiera de corazón, el jefe habla de sentido común, la vida del jefe se define en términos de una vida como sentido común, y esto está, en toda, en toda esa lógica del siglo dieciocho y diecinueve (pausa) entonces en una vida definida como sentido común hay una serie de razones, de razonamientos que me pueden explicar los comportamientos de los demás seres y mis propios comportamientos humanos, pero hay un momento en que el jefe se ve necesitado de apelar a la imaginación (pausa) y esto es tremendamente, tremendamente límite en su situación de un hombre completamente pragmático y racional, hum, racionalidad que se explica desde la primera línea, en la primera parte de, del cuento, el jefe dice que antes de llegar al asunto de Bartleby es necesario hacer unas precisiones, y las precisiones comienzan por él mismo, comienza señalando que a él, el lema de su vida, se define en términos de vivir en paz, de vivir una vida tranquila, y de pronto cuando nosotros leemos esas dos palabras, tranquilidad y paz, nos hacemos una suposición que rápidamente es desmentida por el texto, porque la tranquilidad y la paz de la que habla tiene que ver con la comodidad, y la comodidad tiene que ver con situarse en la esfera de la riqueza, lo dice explícitamente el jefe, dice, por eso a mi me gusta trabajar con gente rica, hum, entonces de allí viene su comodidad (pausa) o sea que de alguna manera todos los engranajes de la oficina estarían, de alguna manera, controlados, pero vamos, vamos a detenernos un poco en este aparente control de la, de la oficina, entonces les decía que hay un momento en esta historia de la transformación del jefe, de esta historia, que lo lleva a pasar de una ética racional a una ética que ya no se sostiene en la razón y que necesariamente tiene que apelar a la imaginación, es la imaginación la que tiene que comenzar a dar esas paradójicas razones para poder actuar, y en esta historia de esta transformación que lo ha llevado a escribir un texto que es un cuento literario, que es un, que es un cuento ya no escrito en claves, en claves judiciales, si no escrito en claves, en un primer momento naturalistas pero que también de manera límite, por eso hablo de la transformación, van a llegar a ser absolutamente poéticas (21.00”) en tanto el texto termina con una referencia al libro de Job, hum, o sea hay un momento en que tampoco el naturalismo basta, en que tampoco el realismo basta, con el que ha sido escrito este informe, y el texto termina cerrándose con una enigmática alusión al libro de Job del que vamos a hablar al final, uhm. Detengámonos entonces ahora en esa máquina de la oficina, en esa vida reducida al espacio de la oficina (pausa) huum, es singular el, el, el, es, es singular lo que comenzamos a sentir como resonancia al situar el texto, al situar el despacho, al situar la oficina, en Wall Street, y todas las resonancias que puede tener para nuestra época, de alguna manera es anticipatorio de nuestra época, de cómo el mundo ha sido reducido a unos edificios gigantescos y donde uno podría suponer por extensión que en todas las oficinas de esos edificios sucede, podría estar sucediendo algo similar a lo que sucede en, en este cuento, de esta manera lo singular se transforma en universal, uhum, es una, es una oficina, que les decía yo está conformada por, está, está definida por el contraste de la luz y de la sombra uhm, y ese contraste de la luz y de la sombra no es simbólico, efectivamente ese contraste de la luz y de la sombra tiene que ver con la disposición y con la poca entrada de luz que hay, que llega a esa oficina, por la altura de los edificios, uhm (pausa, alguien tose cerca del transcriptor) en, en segundo lugar, una vez, una vez sentada la atmósfera de la oficina que es esta disonancia de color, el jefe comienza a hacer la descripción de las personas que trabajan con él, que son tres, y esta, esta descripción es bastante, bastante singular, porque nos hace recordar a Un artista del hambre, porque si ustedes se fijan bien, cuando el jefe habla de la personalidad, de sus empleados, y que, como ellos en virtud de esa personalidad se han dado una serie de sobre nombres, y el jef, el, el, Melville lo que nos lleva a pensar es que esa personalidad está reducida al ejercicio laboral, es decir la vida de esos, de esos personajes, es vida en tanto ellos son empleados de una oficina, esa es, esa es la definición de la vida en, de estos empleados, de pronto esto, esto puede parecer obvio, pero lo que nos está queriendo decir Melville es que (24.00”) la personalidad se ha reducido a un ejercicio laboral, y ese ejercicio laboral está influido por la alimentación, o sea, de alguna manera estos tres personajes son como tres máquinas defectuosas, tres máquinas de, defectuosas que el jefe va a ajustar, y con esas tres máquinas defectuosas él va a hacer un ensamblaje, va a crear como un ser, que puede ser eficiente, y que puede tomar lo mejor de cada uno, entonces esta, esta primera parte es casi que ca, caricaturesca, pero es, es bastante, es bastante singular como lo fisiológico de estos seres, lo más fisiológico de estos seres, que es la alimentación, está descrita en términos de la productividad, en términos de la efectividad en el trabajo, uhum, el primer personaje es, es Pavo, dice, dice el jefe, nosotros no estamos escuchando las palabras de Melville sino estamos escuchando el relato a través de un personaje ficticio, de un narrador ficticio que ha creado Melville, que es el jefe, que tiene una particular manera de ver y comprender el mundo, uhum, en Pavo es im, en Pavo es importante el efecto que tiene la digestión, es decir el mediodía, el efecto devastador que tiene la, la digestión en el momento en que él almuerza, de tal manera que por la mañana su trabajo es pulcro, su trabajo es ordenado, pero una vez que él ingiere el alimento, su trabajo se torna en un trabajo improductivo, desordenado y sucio, hum, o sea que de alguna manera Pavo es la mitad de su ser, y esa mitad de su ser tiene que ver con el efecto del alimento, Pavo se pone con el sol, hum, y dice el jefe, él es más suave y culto por la mañana, y es más irreflexivo e insolente por la tarde, esto quiere decir que los personajes están actuando con ese carácter disonante que les señalaba al comienzo que tiene que ver con la idea de la consistencia y la inconsistencia, hum, o sea que son, son seres ensamblados a la justa medida de su alimentación, de los efectos de su alimentación, para él los sábados es el peor día ¿no? pero hay una cosa que, que agudiza el absurdo en este personaje y es que Pavo piensa que su trabajo es efectivamente mejor en las tardes y no en las mañanas, o sea que tiene una, no solamente un efecto per, la alimentación no solamente ha causado un efecto pernicioso en su desempeño si no también en su propia aproximación en su propia valoración, hum, en (27.00”) algún momento el jefe lo, lo reconviene por su mal trabajo y Pavo dice, la vejez es honrosa, con respeto señor, ambos estamos envejeciendo (pausa) esto es bastante paradójico porque el jefe dice con, con una cierta ironía que no puede resistir al compañerismo de las palabras de, de Pavo, pero lo que esto significa es que también el jefe hace parte de esa vida administrada, también el jefe hace parte de esa vida entendida como oficina, hum, porque vemos cómo el jefe se ha adaptado al ritmo de la alimentación de estos tres personajes, y ha adaptado su autoridad a ese ritmo, hum (pausa) y paradójicamente vemos cómo esa adaptación de la autoridad del jefe al ritmo de alimentación de sus empleados ha producido una paradójica a, anulación del poder de su autoridad, o sea, el jefe es la autoridad pero sin autoridad, uhum y realmente lo que está funcionando en el, en el, en el mecanismo de la oficina es como una especie de automatismo, lo, la oficina casi que funciona por sí misma, casi no podríamos saber quien es el que está gobernando la oficina, entonces eso hace que la máquina sea aún más absurda, que la maquinaria sea aún más absurda (pausa) el segundo personaje es Pinzas, dice, dice el jefe que es un joven sin bigote, en cuando utiliza la palabra joven unas líneas más adelante nos damos cuenta que es casi de la misma edad de él, o sea, ahí vemos también una ironía en la relatividad de la apreciación de la edad con la que está mirando el jefe a sus empleados, o sea los está mirando desde su propia, desde su propia perspectiva temporal, hum, y dice que Pinzas está, lo define como víctima de dos poderes maléficos, que son la ambición y la indigestión, aquí también hay una cosa muy, muy interesante en la aproximación de estos personajes, y es que estos copistas, en estos copistas, hay como una especie, en medio de su pasividad hay como una especie de energía que tiene que ver con la posibilidad en algún momento de sublevarse de la acción de copistas y esa sublevación tiene que ver entonces con esa disonancia vital que cruza por la alimentación, o sea es como si al alimentarse para poder ejercer su trabajo de alguna manera la alimentación estuviera transformándose en una suerte de envenenamiento que produciría la reacción al trabajo, que sería la única forma de intentar oponerse al trabajo, en el caso de, de Pavo, (30.00”) ese envenenamiento del alimento produce que su trabajo se aminore en las tardes y sea más activo en las mañanas, o sea hay una suerte de pasividad en las tardes y en caso de pinzas la ambición de la que habla el jefe, tiene que ver con que él no se resigna a ser un simple copista y [lleva] subrepticiamente una serie de trabajos si que el jefe se de, se de cuenta, hace una serie de copias sin que él se de cuenta, para preparar documentos a otros clientes, que además son asuntos poco profesionales y el jefe sabe que esos asuntos poco profesionales que tienen que ver con resolver pleitos a criminales está ensombreciendo también el carácter de su oficina, es bastante sintomático entonces la apreciación del juicio que hace, que hace el jefe al hablar de ambición, al hablar de ambición en el copista, porque de alguna manera esa palabra, cuando él señala la ambición del copista, en esta administración total de la vida, de la vida definida como oficina, de lo que se trata es que estos personajes han quedado reducidos a la actividad quizás más pasiva de todas que sea la de la simple transcripción, hum, y el, el segundo poder maléfico de Pinzas es el de la indigestión, y esa indigestión tiene que ver también con una transformación de su carácter, pero esa transformación de su carácter está directamente relacionada con la imposibilidad de adaptarse a la mesa de trabajo, y es como si esa inadaptación a la mesa de trabajo fuera como ese genio maligno que nos está indicando la imposible sublevación del trabajo de transcriptor hum (pausa) pero pese a todo, el jefe los considera útiles, porque de alguna manera puede ensamblar con estos dos seres incompletos un ser, puede ensamblar un mecanismo, uno es efectivo por la mañana y el otro es efectivo por la tarde, y el tercer personaje que es Jengibre es el proveedor de alimento de estos dos personajes, entonces ahí tenemos la máquina completa, porque Jengibre, con su paseos, Jengibre también tiene un escritorio pero obviamente el escritorio no lo usa, porque sus ta, su tarea consiste en ser el mensajero y en estar moviéndose mientras los demás están atados al escritorio, esa idea también es muy, muy interesante, porque en esa vida como oficina vemos que todas las acciones vitales están absolutamente fijas, los personajes están inmovilizados en la oficina, no solamente los empleados sino también el jefe, la vida se define como inmovilidad, uhum, y el único móvil (33:00”), que es Jengibre, tiene como función administrar, proveer ¿no? no solamente el alimento, si no ese segundo alimento que es el alimento del trabajo que son las copias que todos deben transcribir, hum, entonces el jefe con estos tres personajes, ensambla con estos tres residuos la máquina que es la oficina y este sería como el pórtico, este sería el pórtico del cuento, el pórtico de entrada del cuento, que nos prepara para la llegada de Bartleby, que de alguna manera es el propósito, es el propósito de todo este informe. Dice el jefe que una mañana de verano, esto es bastante particular, porque al leer la palabra verano de pronto nos imaginaos una gran luminosidad, o queremos imaginarnos una gran i, luminosidad, pero en la medida en que nuestra alimentación no es alimentada por ninguna referencia exterior, o sea, si ustedes se fijan en el cuento, no hay árboles, no hay ninguna presencia vegetal, no hay ninguna presencia animal, no hay ningún sonido, salvo el sonido que se produce con las plumas o el sonido de las, de las otras oficinas, esta palabra verano se ap, se opaca inmediatamente, o sea no podemos hacernos ninguna referencia al verano, como, como estación de la luz, de la plenitud de la luz, y rápidamente esta palabra verano se opaca y contribuye al carácter abstracto que tiene la oficina (pausa) en este momento entonces aparece Bartleby, dice él, pálidamente limpio, lastimosamente respetable, e incurablemente desolado, la apariencia de Bartleby, cuando él lo ve por primera vez (pausa) hay una cosa aquí bastante curiosa aquí en este inicio (35:00”) y es que el jefe sostiene una entrevista con Bartleby, leído este, leído este, este detalle desde el final, nos, nos genera una gran curiosidad entender o saber cuáles fueron los términos de esa entrevista, y también podríamos suponer que quizás también en esa entrevista el jefe podría haberse dado cuenta del carácter de Bartleby, podría haber entendido quién era Bartleby, pero leída, leído este detalle en una segunda o tercera lectura, de pronto nos damos cuenta que quizá no hubo tal entrevista en el sentido en que nosotros podemos estar suponiendo o imaginando, y podemos darnos cuenta de la gran ironía que hace Melville con la palabra entrevista, porque quizá la entrevista sean solamente unas cuantas palabras, unas poquísimas frases, donde de lo que se trata es que (36:00”) la vida consiste en copiar, de lo que se trata es de una vida definida como consistir en ser el efecto de una causa, y donde posiblemente el jefe no haya, no haya hecho ninguna otra apelación a la vida de Bartleby, no se haya tomado la molestia de efectivamente hacerlo hablar, porque de lo que se trata es de hacerlo copiar, uhum (pausa) el jefe está contento con el aspecto tranquilo de Bartleby, y ahí vemos también el carácter pragmático de ese jefe que está ensamblando su oficina con esos residuos humanos, porque quizá ese carácter tranquilo de Bartleby, dice el jefe, pueda producir efectos benévolos en los otros, hum, o sea que quizá, quizá este cuarto elemento sea un elemento que ayude a tranquilizar la fricción o la enervación de ese contraste que se produce entre la volatilidad y el ardor de los otros dos empleados, hum (pausa) a continuación entonces el je, el jefe pasa a hacer la descripción de la oficina, que también es bastante singular, porque es una oficina donde todo, absolutamente todo, es visible, es una oficina que costa de unos escritorios, cada empleado está sujeto a su escritorio, está anclado a su escritorio, aunque ya vemos como todos hacen esfuerzos desesperados por deshacerse de ese, de esa mesa, de esos útiles de trabajo, de esos papeles, y las puertas plegables que dividen a los empleados son de vidrio, o sea que no hay absolutamente ninguna intimidad en el trabajo, pero para qué debiera existir esa intimidad, nos preguntamos, si la vida ha sido reducida al espacio de una oficina, y cuando la vida consiste en copiar, en transcribir, de lo que se trata es de transcribir, no de hablar, ni de comunicar, hum (pausa) en una parte se encuentran los escribanos, y en otra parte se encuentra el jefe, que también es absolutamente visible, hum, por eso les decía que o solamente, en esa reducción de la vida como oficina, o solamente entran los empleados si no también el jefe y también la autoridad, es decir, que todas las funciones vitales consisten en transcribir, consisten en ser efectos de una causa, hum, huum, y lo más interesante es cómo la oficina quizá es un ser más vivo que ellos, podríamos mirarla como, como una especie de, de máquina creada a partir delas escasas funciones vitales de estos personajes (39:00”) y podríamos verla como un curioso ensamblaje donde esas puertas se abren y se cierran dependiendo del humor de los personajes o sea que visto desde arriba la oficina toda, es un, es un ser, es un monstruo, hecho por las partes vivientes de estos seres hum y lo más particular es que a diferencia de a los otros empleados, a Bartleby se lo sitúa detrás de una mámpara, es el único que está oculto a la vista de los demás, pero la razón que tiene el jefe es una razón también pragmática, y quizá esa razón tenga que ver con el aspecto tranquilo de Bartleby, hum, dice que lo ha situado detrás de un mámpara verde, alto, alejado de su vista pero no de su voz...
Auditorio: [...]
Claudia Díaz: sí, pero está situado como detrás de, de un telón
Auditorio: [...]
Claudia Díaz: sí, como un biombo, una especie de biombo que lo aísla visiblemente de los demás, hum, porque quizás los efectos de Bartleby no tengan que ver con su visibilidad, hum, si no con la tranquilidad con la que desempeña la acción de transcribir los documentos, y él está oculto pero a disposición, por eso dice, alejado de su vista pero o de su voz, en una doble condición de aislamiento y acompañamiento, y aquí entonces hay un, se nos revela un carácter bastante interesante si lo miramos desde la perspectiva del artista del hambre, y es que descubrimos que así como Pinzas y Pavo definen su trabajo en relación a esa alimentación, o esa alimentación define el ritmo de su trabajo por envenenamiento, en Bartleby también vemos que hay un hambre, como en el artista del hambre, que hay un hambre de copiar, pero ese hambre tiene que ver con recuperar su consistencia, leído desde el final del texto, a diferencia de los otros dos empleados, el hambre de Bartleby cosiste en copiar papeles, es un hambre de trabajo, pero si el trabajo consiste en ser el efecto de una causa, es un hambre de consistencia, hum, dice, el jefe además estaba completamente perplejo por el ritmo con que Bartleby devoraba los papeles, para hacer la digestión a la luz de la vela y del sol, hum (42:00”) (pausa) y hasta aquí las cosas parecieran haber llegado a una armonía, haber alcanzado un equilibrio, pero hay una cosa que nos llama poderosamente la atención, y que tiene que ver con esa idea de la ética del trabajo que es un texto que podemos leer de manera paralela, y es que el jefe no está satisfecho con Bartleby, no está satisfecho con la eficacia absoluta de Bartleby, porque a diferencia de sus otros compañeros en Bartleby no hay un ritmo marcado por la alimentación, hum, en Bartleby el trabajo es continuo, el trabajo es absoluto, hum (pausa) pero el reproche del jefe tiene que ver con el carácter mecánico con el que Bartleby copia los documentos, dice el jefe, él se hubiera sentido contento si Bartleby hubiera sido alegre, y esto es bastante límite, comienza a ser bastante límite y comienza a ser ya un indicio del carácter que va a tomar la historia (pausa) porque pareciera que aquí comenzamos a leer entre líneas las palabras de Melville, uno podría pensar ¿qué otra cosa puede esperar el jefe de aquel cuya vida consiste en consistir? ¿hum? (pausa) ¿de qué alegría habla? ¿hum? ¿cómo, cómo hacer que este trabajo sea activo cuando es absolutamente mecánico? ¿hum? ¿si de lo que se trata es de transcribir? ¿hum? y, y aquí hay, aquí el jefe parece hacernos como una especie de ironía, cuando ha, cuando comienza a introducir el tema del cotejamiento de las copias, y dice que en los oficios de escribiente hay un detalle importante que es, no solamente, el trabajo no solamente consiste en transcribir las copias, sin en hacer un cotejamiento de la precisión de esa transcripción, lo que supone también u trabajo mecánico y tedioso, y es leer en voz alta esas copias entre varios y cotejar que, que no haya ningún error de precisión, entonces el chiste que nos hace el jefe es que dice, él dice que para ciertos temperamentos sanguíneos sería intolerable revisar estos documentos, y pone a Lord Byron, a un poeta, a cotejar estos documentos al lado de Bartleby (pausa) esto me parece de una extrema ironía ¿no? de una extrema ironía y que de pronto nos puede hacer visible el carácter absolutamente tedioso de la oficina y del oficio de, de escribir, y absolutamente contrario a lo que podría significar la escritura (45:00”) como creación ¿uhum? o sea en esta vida reducida al espacio de oficina ha desaparecido completamente la posibilidad de crear, y la posibilidad de crear con escri, no solamente tiene que ver con escribir si no también tiene que ver con leer (pausa) porque lo que nos está diciendo más adelante Melville, a través de un detalle del jefe, cuando el jefe nos dice que Bartleby no lee, es que efectivamente al transcribir no se lee, porque la lectura supone un ejercicio de imaginación, supone una puesta en escena por parte del lector de todo lo que está leyendo (pausa) cuando se transcribe lo que se hace es copiar, es pasar, es un pasar de una letra a, al papel ¿hum? para crear un duplicado ¿hum? cuando nosotros leemos un texto nosotros no estamos transcribiendo el texto... (fin abrupto del lado A del casete, la idea queda inconclusa).

[Inicio del lado B del casete]

Claudia Díaz: [se reanuda la idea anterior] (...) estamos creando un duplicado del texto, estamos creando otro texto, que es nuestra propia versión de lo que leemos, y así el cuento se transforma, de manera impresionante en una lección de lectura, de lo que significa la lectura, y de cómo en un tiempo venidero, se imagina Melville, como quizá esa lectura se vaya a transformar en algo aberrante, donde los seres humanos ya no sean lectores si no transcriptores, es decir, puros copistas, puro duplicadores de documentos ¿hum? es como si Bar, como si Melville estuviera vaticinando una época de la que el hombre, en la que el hombre ha sido despojado de su imaginación, y en la que el hombre ha sido reducido a la calidad de puro transcriptor, es decir, a la pura calidad de hombre consistente, cuya vida consiste en consistir, o sea no hay creación, si no una vida que es efecto de una causa ¿hum? huuum, entonces, aquí, preparándonos ya para esta escena de la, para esta terrible, para esta tediosa escena del cotejamiento de las copias, y donde nosotros llegamos que el engranaje es perfecto, llegamos al punto que podríamos llamar la ruptura del orden, que es donde realmente comienza la historia, porque en esta historia de lo que se trata también es de la superposición de dos lenguajes ¿hum? porque vemos que la oficina es un lenguaje, es un lenguaje que consiste quizá en las órdenes, en las pocas órdenes que da el jefe a sus empleados, y si nos atenemos al detalle de la entrevista, podemos suponer que el lenguaje de la oficina es, está reducido a unas pocas palabras que tienen que ver con copiar y recibir, que tienen que ver con ordenar y aceptar, entonces en la ruptura de ese orden, lo que se introduce es un frase que es un nuevo lenguaje, y esa frase consiste en, preferiría no hacerlo ¿hum? eso significa que en esa precariedad del lenguaje, Bartleby produce sus propias palabras, que además son solamente tres, y va a construir un lenguaje muy precario, porque todas las palabras, las pocas palabras que pronuncia Bartleby en esta historia, las podríamos casi que reducir a estas tres (3:00”) que hablan una de preferencia, una de negación y otra del verbo que define la vida que es el hacer, el hacer y el ser, el hacer como ser, hum, entonces lo interesante de la historia es que Bartleby, desde su absoluta nulidad, logra introducir un lenguaje, precario, en un lenguaje mayor que es el lenguaje precario con el que se administra una oficina, y logra de alguna manera hacer que la lógica de su lenguaje, de su precario len, lenguaje, impregne la lógica de ese lenguaje que es el lenguaje de la autoridad ¿hum? y ese preferiría no hacerlo es la traducción del fin de la consistencia (pausa) este preferiría no hacerlo esta relacionado con el único instante de la vida de Bartleby, en que la vida de Bartleby ya no consiste en consistir, o sea ya no es un efecto de una causa, si no es la primera vez en que Bartleby es (pausa) es (pausa) con una frase escrita desde la negatividad, pero esto es para, esto es paradójico, y señala el sentido del absurdo del cuento, porque lo que nos está diciendo Melville, y aquí viene la parte más compleja del texto, es que si la vida consiste en consistir, la vida humana como oficina, la vida humana reducida al espacio de la oficina, al espacio existencial de la oficina, donde la vida se define en términos de consistir, o sea, de ser una cosa que está metida dentro de otra cosa, en ser el efecto de una causa, cuando Bartleby dice, preferiría no hacerlo, lo que Bartleby está señalando con esa frase es el final de la consistencia (pausa) o sea, es el final de la condición humana, en una vida entendida como una vida totalmente administrada por el trabajo, o sea donde la, donde la vida humana se ha reducido, la vida íntima desaparece, donde la vida humana se ha reducido a que todos los ejercicios vitales alimentan esa fuerza de trabajo, y donde la ética que es ese libro paralelo que escribe el jefe, alimenta también ese trabajo, esa ética ¿uhum? o sea que en este punto se rompe completamente el orden vital que nos está traduciendo Melville, el orden vital que define la vida del hombre ¿hum? (6:00”, pausa, ruido de papeles apilados de canto sobre un escritorio) huuuum y a partir de ese momento entonces el cuento está marcado por la imperturbabilidad del lenguaje, por la imperturbabilidad vital de Bartleby, y por la imperturbabilidad del lenguaje de Ba, de Bartleby, que nos hace recordar también el ensimismamiento del artista del hambre, que era una de las cosas que más le llamaba la atención al jefe, porque Bartleby entraba en esos estados casi como de sonambulismo, de ensimismamiento, de arrobamiento, en los que entraba también el artista del hambre, y que tienen que ver con ese preferiría no hacerlo, o sea con esa renuncia a consistir, y que en al artista del hambre tiene que ver con el hambre de un alimento que no existe, o sea que en los dos seres no hay ninguna posibilidad de completar, de completitud, en los dos seres no hay ninguna posibilidad de vida ¿no? la vida está definida como, o sea la verdadera vida que ellos alcanzan como plenitud de la libertad es paradójicamente la muerte ¿hum? (pausa) y a partir de aquí entonces este orden, que supone la absorción del lenguaje de la oficina, de la oficina por parte del lenguaje de Bartleby, supone también una transformación en esa ética que es el discurso paralelo del libro, el jefe tiene que empezar a encontrar una cantidad de razones para el tratamiento que él va a tener con Bartleby, tiene que encontrar una serie de justificaciones que lo lleven a actuar sin ser injusto ¿hum? y el te, el cuento entonces aborda el tema de la justicia y aborda el tema de la caridad, y esto también es bastante, bastante significativo porque hay una gran ironía por parte de Melville introduciéndose subrepticiamente también a través de algunas frases del jefe, porque nos damos cuenta con que esa ética del jefe tiene que ver con que de alguna manera todas esas razones que él busca en el sentido común, y además lee una cantidad de libros que alimentan, también, aquí la palabra alimentación es muy importante, que van a alimentar su proceder, tienen que ver como en un especie de tabla, de réditos, donde él va ganando acciones o perdiendo acciones que tienen que ver con la tranquilidad de su propia conciencia, o sea, hacer el bien no es un acto de caridad en el sentido pleno de la palabra caritas, como amor, y él habla del amor al prójimo, sino aquí la, el procedimiento ético y la caridad, de la que él habla, a la caridad que invoca una vez que no encuentra ninguna (9:00”) razón, es algo que finalmente contribuya a la tranquilidad de su propia conciencia, y hay un momento terrible porque, hay un momento terrible en que no es posible seguir apelando a esos razonamientos, y donde él pide, y esto me parece, me parece un punto extremo, en, en la narración, en la transformación que sufre el jefe, y es que él pide a su imaginación que abandone su alma, porque quizá su imaginación lo está llevando a una revelación de algo que no debe revelarse, que es el sentido oculto que tiene este texto, y que tiene que ver con la definición de la vida en términos de esos escribientes, de esos seres que viven amurallados en ese Wall Street, simbólico, que sería también como la representación de, de la vida humana en términos modernos, entonces, en la medida en que Bartleby o tiene, no tiene ese lenguaje racional del que dispone el jefe, no dispone de ese aparato preciso del que dispone el jefe para hacer todas esas aprecio, apreciaciones éticas, el jefe paradójicamente empieza a razonar por, por Bartleby, y comienza a tener un diálogo interno donde él se da la voz de Bartleby y su propia voz para llegar a un procedimiento justo que tiene que ver con el sentido común ¿hum? (pausa) aquí hay una, una segunda ruptura, muy interesante también porque es una única exploración que hace el cuento hacia lo que podría ser la vida, la verdadera vida, porque les decía que en el cuento no hay ninguna referencia salvo la oficina, no hay ninguna referencia a lo que nosotros conocemos como naturaleza, o como vida, cuando hablamos de la vida, quizá lo que nos está diciendo el cuento es, cuando hablamos de la vida humana en qué pensamos, en qué imágenes pensamos, lo que el cuento nos está presentando como vida humana son hombres trabajando en uso escritorios, comiendo para trabajar en esos escritorios, pero no hay ningún registro de qué sucede con esos personajes en ausencia de la oficina, no sabemos qué pasa por las noches, no sabemos qué pasa por las mañanas, y esto es bastante particular porque ya conocemos el carácter minucioso y analista, el carácter analítico del narrador, entonces, el segundo punto central es cuando el narrador, cuando el jefe os deja entrar en la in, en la supuesta intimidad de Bartleby, porque (12.00”) es bastante revelador en el sentido de la inconsistencia de Bartleby, y es que un día, cuando él estaba paseando por allí, bueno, está todo el asunto de las llaves, de la descripción metódica de las cuatro llaves que tiene la oficina, los cuatro copistas, la arquitectura precisa, inmutable que tiene la oficina, y de cómo cada cosa está en su lugar, y de pronto un día cuando él pasea por allí un domingo y antes de ir a la iglesia, el jefe decide darse un paseo por la oficina, sin esperar encontrar ninguna situación anómala, y singularmente se encuentra con que no puede abrir la puerta, y este, esta apertura de la puerta va a ser bastante singular porque nos puede recordar esa, esos pasajes tan absolutamente escabrosos y bizarros que tiene El castillo, no sé si ustedes recuerdan algunos pasajes donde se abren puertas y tenemos abismalmente unas visiones aterradoras que es el encuentro con lo otro, con lo imposible ¿no? una vez que se abre la puerta y podemos ver qué hay detrás de la puerta, lo que veos es poco pero lo que vemos nos aterra, y es que la vida de Bartleby o existe como tal, Bartleby duerme en la oficina, ni siquiera tiene una cama dice el, dice, dice el jefe, en esa oficina no hay cama ni plato, niii, ni ningún objeto material que nos hale de la vida íntima, de la vida privada de Bartleby hum y encuentra un, unos pocos objetos, una manta enrollada debajo del escritorio, un cepillo para lustrarse los zapatos, una papel periódico que encierra unas pocas migas de galletas, y un pañuelo con las monedas que él ha ido ahorrando ¿uhum? pero... y además encuentra a Bartleby desajustado y arrugado porque es domingo hum y la, y, y todavía la figura de su cuerpo en la silla en la que descansa, en el sillón en el que descansa, y la conjunción de todos estos elementos nos produce una sensación de horror, de horror porque quizá con estos pocos elementos Melville está haciendo una trasposición a nuestras propias vidas ¿no? porque quizá nos aterremos demasiado de, de encontrar las condiciones en las que vive Bartleby, pero quizá no sean muy disímiles a las condiciones que en otros términos sean nuestras propias condiciones vitales, es decir, en Bartleby se da una absoluta continuidad (pausa) entre el día y la noche (15:00”, pausa) o sea, en Bartleby no hay un horario de oficina, todo es trabajo, y podemos suponer que una vez se cierra la puerta de la oficina Bartleby sigue escribiendo, y aquí recordamos nuevamente la idea que nos ofrecía Kafka de cómo el ayunador era el único ser que podía tener la efectiva conciencia de su perpetuo ayuno, porque era el único espectador real de su ayuno, en tanto no había, en esa, en esa espectación que hacemos de nosotros mismos no hay pausas, porque la vida es continua ¿uhum? entonces quizá Bartleby sea el único que puede dar constancia de ese perpetuo transcribir yyy, e imaginarnos ese perpetuo transcribir es aterrador ¿no? porque no deja de, no deja de llamarnos hacia nuestra propia vida, donde de pronto, de pronto la actividad laboral no cese en los espacios de, entrecomillas de recreación, en los espacios que llamamos íntimos, o sea lo que está haciendo Melville, es aquí un descarnado diagnóstico de lo que supondría ser la intimidad del hombre moderno (pausa) casi nos está preguntando acerca de qué es la intimidad del hombre moderno, en que consiste la inti, la palabra consiste, en qué consiste la intimidad de ese hombre moderno (pausa) porque sin, sin hacer muchas suposiciones, de pronto podríamos imaginarnos la casa de Jengibre, la casa de Pavo y la casa de Pinzas, y de pronto podrían ser muy parecidas, pero situadas en otros espacios ¿no? lo que sucede es que la situación de pronto de Bartleby es demasiado extrema, pro quizá las variaciones, o las versiones de esos lugares íntimos en los otros personajes no disten mucho de la realidad que nos ofrece Bartleby, de la aterradora realidad que nos ofrece Bartleby, y en ese momento pareciera como si el jefe llegara a una revelación ¿no? porque no es solamente la incomodidad de encontrar a Bartleby en su oficina, si no quizá la revelación más aterradora es la revelación de tener en sus manos la evidencia de la intimidad de Bartleby, que es de lo que el jefe no quisiera ocuparse nunca ¿hum? nadie en calidad de jefe quisiera ocuparse nunca de los asuntos personales de sus, de sus empleados, entonces quizá es aterrador poner en primer plano la evidencia de esta limitadísima intimidad, que es Bartleby, que se reduce a un cepillo y a unas migas en un periódico (18:00”, pausa) yyy aquí entonces el tono del lenguaje del jefe comienza a cambiar, dice, qué carencia de amigos y soledad, qué pobreza, pero esa pobreza no, no solamente tiene que ver con esos pocos objetos, si o la pobreza tiene que ver con esa reducción absoluta de la vida humana, donde ya no hay intimidad, donde ya no hay ser ¿no? o sea es como si Bartleby hubiera perdido todas sus dimensiones y hubiera quedado reducido solamente a ser un lápiz que copia, que transcribe duplicados, y que duplica, y el cepillo y las galletas y todo eso son apenas adminículos que le permiten continuar esa labor de copiado, entonces ha sido borrada completamente la intimidad, y ni siquiera hay un espacio vital que teatralice esa intimidad, o sea, eso es lo aterrador, no hay una ca, no hay un espacio que uno pudiera llamar casa, donde Bartleby haga la teatralización de una intimidad que no existe, no, Bartleby ya no necesita hacer esa, ese teatro, su vida íntima, en tanto ínfima y casi inexistente, sucede en la oficina, eso es aterrador, es una revelación aterradora pero más aterrador es la frase del jefe cuando, cuando hala refiriéndose a ellos dos como dos hijos de Adán, y habla de una melancolía fraternal, porque quizá también esa visión de Bartleby le esté revelando su propio ser, nunca nos hablan de la casa de, de su casa, nos hablan de que se retira en algún momento cuando la situación llega a un extremo, nos hablan que se retira a unos viajes, o nos hablan que se retira a unas lecturas, pero tampoco el jefe en su minuciosidad de detalle nos habla de su propio espacio vital, quizá no sea necesario, en términos de una vida definida como oficina, no sea necesario hablar de los espacios privados, de esas zonas privadas ¿uhum? y el jefe hace una reflexión también bastante interesante que nos apela directamente y es que dice, el jefe, que llegamos a pensar que el mundo es alegre porque vemos signos de alegría, o sea, vemos personas riéndose, personas disfrutando, dice el jefe, pero detrás de las puertas se esconde la miseria, y en tanto la miseria no es visible, dice el jefe, pensamos que no existe ¿hum? o sea que aquí el jefe también ha entrado en toda esta (21:00”) lógica de la visibilidad, invisibilidad, que es ese lenguaje enigmático en el que escribe Melville, son esos, son esas, son esas nuevas metáforas que tratan de acercarse a la paradójica inconsistencia de la existencia humana, en términos modernos (pausa, se escucha ruido) y, y a partir de este momento el jefe se dedica entonces a hacer una observación de, de Bartleby, comienza a, comienza a mirar, comienza a detenerse y a darse cuenta de algo en lo que él nunca había recapacitado (pausa) o sea aquí veos la transformación del jefe, es tremenda, porque en lo que nos hace pensar Bar, Melville, es que quizá (toses) el jefe nunca mira a estos personajes en tanto que seres humanos sino en tanto copistas, y se detiene en la irascibilidad de uno y en la ira, en la ira del otro, y en la indigestión del otro, en tanto esas perturbaciones están afectando la labor de copiado, pero lo que uno comienza a darse cuenta es que el jefe jamás los ha mirado, jamás ha mirado si efectivamente son, porque dice, dice aquí el jefe, Bartleby nunca hablaba, solamente respondía, Bartleby nunca leía, solamente copiaba, uhum, solamente miraba al paredón, o sea por primera vez el jefe mira, realmente, mira, a Bartleby, como un ser, no como un copista, pero es que nunca ha mirado a sus empleados como seres (toses) los ha mirado como, como copistas, y aquí en esa, en ese entrelíneas del que nos habla Melville, quizá lo que Melville nos está diciendo es que también en el jefe su aparato sensorial está reducido en términos laborales, o sea que quizá el jefe solamente mira lo que tiene que ver con lo, lo que directamente afecta a ese engranaje de la oficina como un lugar donde se producen estas, estos duplicados, y dice algo, dice una frase que es tremendamente, que sintetiza de manera trágica toda esta situación de Bartleby, que es la austera reserva que ha creado Bartleby en torno a sí ¿hum? (pausa) porque la palabra austera también nos suena como algo irónico ¿no? la austeridad de la que tanto se habla en términos de Bartleby, existe porque Bartleby es una pura nada (pausa) o sea la palabra austeridad (24:00) también tiene una gran ambigüedad en términos vitales, porque solamente se puede ser austero si se tiene ¿no? entonces cuando el jefe habla de la austeridad de Bartleby es, es una trágica ironía sobre Bartleby, porque cómo puede ser austero aquel que ha sido re, reducido a nada, aquel que ha anulado toda referencia vital subjetiva, cómo puede ser austero (pausa) y aquí vemos cómo en esta frase, austera reserva en torno a sí, el jefe ya está hablando en términos de ese lenguaje de Bartleby, que es, preferiría no hacerlo, o sea, esta frase es exactamente igual a esa, esta escrita en términos de la neg, de una negatividad, de una lógica de la negatividad, y aquí entonces es donde llegamos a ese momento donde el jefe pide al sentido común socorrerlo, para que la piedad se retire de su alma, porque es tan aterrador lo que ha visto, que no puede si no replegarse, pues, nosotros también ¿no? es tan aterrador lo que hemos visto que no podemos si o reple, replegarnos, es decir, dejar de pensar en Bartleby y seguir el curso normal de la vida, y es aquí entonces donde el jefe se llena de temor, y este es un temor, este es un temor que también invade al lector, y es una apreciación que hace Melville, aquí ya no está hablando el narrador, si no está hablando Melville, en el sentido de que cuando tenemos esta visión revelación de esta aterradora situación del hombre moderno, no podemos sentir si no terror y repulsión (pausa) yyy (pausa) trate entonces el jefe de remediar esta, esta situación, además porque dice una sentencia, al alma de Bartleby no puede llegar, dice el jefe, y tampoco pues es capaz de ir a la iglesia como había pensado hacerlo en ese momento, entonces la resolución del jefe en ese, en, en este punto límite, es tratar de, es tratar de llevar a Bartleby a una situación de no resistencia, es decir que lo lleva hasta el límite del mundo, has, casi pareciera como una jugada de ajedrez, se lo lleva hasta el límite del mundo al que podría llevar a, a Bartleby (pausa) y sin embargo entonces comienza como una especie de, comienza como una especie de lucha interior en el, en el jefe, de resistencia entre esa lógica del sentido común y esa caritas que aparece (27:00”) de vez en cuando, y hay un momento en que todo esto pareciera funcionar y pareciera que todo llega nuevamente a un equilibrio, porque también hay una cosa muy interesante en este libro que tiene que ver con Melville tratando de definir lo que podría ser una situación límite, o sea, la vida humana en términos de una situación límite, cuando pensamos que hay una situación límite en la vida que, que podría hacer que toda nuestra perspectiva vital cambie, que podría hacer que nosotros lleguemos a un punto, y donde en ese día las cosas no puedan ser iguales, o sea que esa situación límite nos llevaría a un punto cero, nuevamente, pero lo que, lo que muestra este libro es que todas esas situaciones límites son también imaginarias, porque nuevamente el límite se distiende y nuevamente la situación vuelve a ser normal, o sea, Melville en este punto de la narración pareciera decirnos que no existe tal límite, tal situación límite, tal situación de absurdo que comprometa existencialmente nuestra vida, y nos lleve a una transformación sobre nuestra apreciación, del sentido, pareciera decirnos esto hasta este momento (pausa) y a la altura de, de la tercera parte del relato, del jefe, se declara la plena inconsistencia de Bartleby, Bartleby decide no escribir más (pausa) y por primera vez, cambiando un poco como el, el orden de esas frases, le dice Bartleby al jefe, ¿no se da usted cuenta de la respuesta?, he renunciado a copiar (pausa) pero esa respuesta está dada en los mismos términos de, preferiría no hacerlo, he renunciado a copiar es exactamente igual que, preferiría no hacerlo, y lo que eso significa es que Bartleby renuncia a consistir, renuncia a ser un efecto de una causa, si ya ser efecto de una causa es ser nada, es como si Bartleby estuviera renunciando a ser nada ¿hum? es decir, Bartleby comienza a ser inconsistente (pausa) entonces ahí es cuando el jefe habla del naufragio y todas estas imágenes perturbadoras, todas estas imágenes que tienen que ver con esta situación límite ¿no? (pausa) bueno, la segunda parte de la historia tiene que ver con la posibilidad de deshacerse de Bartleby, tiene que ver con esta situación, con esta situación en que el temor se vuelve la fuerza motora del, del jefe, y donde a toda costa es necesario renunciar a Bartleby (30:00”) pero no por un sentimiento abismal de su propio ser, y aquí es entonces donde les hablaba yo de cómo el libro podría ser leído como dos versiones de la historia de Job, si no aquí, en la historia, la historia comienza a introducir el elemento de las opiniones de los demás sobre las acciones propias, que es un elemento devastador en términos de la conciencia del jefe, pareciera que el jefe se ha contaminado de este caritas, de esta piedad (pausa) pero ante el temor que le produce la visión de Bartleby, el jefe pide la retirada de su alma, y nuevamente comienza a oír las voces de sus compañeros de oficina que empiezan a ru, a crear rumores acerca de este ser indeseable, que de alguna manera lo que está comenzando a cuestionar es la posible autoridad que tiene el jefe, o sea que la historia se transforma en este punto en un ética definida en términos de lo que dirán los otros, en un ética que tiene que ver en descansar la propia dignidad en lo que las personas opinan sobre nuestras acciones, no en una convicción propia o en una conciencia propia, y que nos recuerda entonces a los, a, a la historia de Job, cuando Job, en ese perturbador discurso, tratando de entender el castigo divino, empieza a escuchar cómo sus vecinos empiezan a decirle que ese castigo tiene una razón, que tiene que ver con unos pecados ocultos ¿hum? es exactamente la misma situación, la que nos trae aquí eh [Melville] y en esta, en esta necesidad de, de deshacerse de Bartleby, de Bartleby, la, la situación es extrema, porque lo que, lo que encontramos es que quizá la vida de Bartleby, en esa angustiosa búsqueda, no sea otra cosa que la búsqueda de estar fijo (pausa) fijo, de lograr estar fijo que es toda esa, todo ese símbolo que ha creado Melville con el escritorio, la silla, el lápiz, y el ejercicio de la transcripción, o sea, la vida humana como consistencia, que sería digamos ya una situación de absoluta precariedad, es la última forma vital del estar fijo, o sea a nada podría haber quedado reducida la vida si no a esa consistencia, pero (33:00”) como es lo único que tiene el hombre moderno, el hombre moderno se a, se aferra a la consistencia con la esperanza de lograr fijeza, de lograr aferrarse a algo en medio de ese naufragio, y eso es lo que busca desesperadamente Bartleby, o sea, toda esta parte final se vuelve como, casi como una alegoría de esta, de esta idea del naufragio, de esta idea de encontrar, de encontrar un punto al que aferrarse, hay una fábula de, hay una fábula de Kafka que habla también de esto, es como una, una relectura de prometeo encadenado, y donde Prometeo se encadena a esa roca pero se aferra a ella, como buscando fijarse a ella, y llega un punto en que se fija tanto que prometeo se vuelve roca (pausa) así mismo, acá, la ida de Bartleby se vuelve oficina, la vida de Bartleby es la oficina, y ya nada podrá sacarlo de allí, y la paradoja entonces que plantea la historia, es que en la medida en que Bartleby no se mueva de la oficina, en la medida en que Bartleby se niega, en la medida en que Bartleby se resiste, al jefe no le queda otra posibilidad que salir, y es, es, es interesantísimo porque mientras Bartleby está completamente aferrado a la oficina, el jefe comienza a moverse, comienza a desplazarse en u carro, además porque tiene miedo de encontrarse a Bartleby, entonces comienza a hacer unos viajes, comienza a tener una errancia, para apartarse de esa fijeza en la que se encuentra Bartleby (pausa) entonces ahí la historia adquiere su máximo punto de disonancia absurda, Bartleby allí, imperturbable negándose a salir, y el jefe moviéndose disparatadamente para huir de Bartleby (pausa) aunque la huida es inútil, di, dice, y sabe el jefe interiormente, la huida es inútil (pausa) y efectivamente cuando el jefe regresa a la oficina, después de un tiempo, se encuentra con que Bartleby sigue inconmovible, que ha sido sacado de las oficinas, las oficinas han sido arrendadas, pero Bartleby sigue inconmovible en las gradas de entrada de la oficina, imperturbable frente al cortejo y frente a la procesión que lo mira (pausa) llegamos así a la tercera parte de la historia, que tiene que ver con el desciframiento de esas alusiones que se habían hecho a la tumba (36:00”) y que tienen que ver también con una, con una definición de lo que sería ese Wall Street, también como tumba, y como elemento correspondiente, o sea que está en esa correspondencia de la que les hablaba, con el palacio de la justicia, que es la cárcel, o sea que en esta tercera parte de la historia Melville nos va situar en paralelo en dos espacios que serían correspondientes, la oficina y la cárcel (pausa) que es efectivamente el lugar a dónde es trasladado Bartleby como vago, en medio de una procesión (pausa) Bartleby acepta en silencio ¿hum! y la paradoja de la tumba es que por primera vez, e, el jefe se entera después, es que por primera vez Bartleby puede, y las palabras aquí suenan como premonitorias, Bartleby puede errar libre por la prisión, dice, dice el narrador ¡hum? errar solo por esa, por ese espacio de la prisión que recuerda como una tumba egipcia, dice el narrador, porque también allí nos encontramos en una asepsia vital, son espacios, son espacios abstractos en la medida en que la vida ha sido sacada, son asépticos de vida, no hay sonidos, no hay ninguna presencia viva, salvo un prado que crece, misteriosamente, dice el narrador, porque quizá algún pájaro dejó caer alguna semilla en alguna circunstancia, o prevista por los organizadores del presidio, y allí en ese patio donde crece ese prado que también es bastante artificial, allí sucede la vida final de Bartleby, de vuelta al paredón (pausa) pero antes de llegar al epílogo de la historia hay un incidente que también nos vuelve a conectar con el, el elemento de la alimentación, que puede cobrar un sentido, un sentido mayor, y es que cuando el jefe preocupado, nuevamente afectado en su caridad, en su alma, se preocupa por la suerte de Bartleby, tiene, tiene un entrevista con el señor Barriga que es el que se encarga del [rancho] de la prisión y le hace una recomendación, una recomendación que puede resultar irónica, en términos de que el jefe sabe que efectivamente Bartleby no come, y además porque el jefe sabe que el alimento de Bartleby es la transcripción de esos documentos, transcripción de la que, transcripción que le ha sido negada en este momento de la historia (39:00”) entonces pareciera también un gesto donde Melville nos deja ver una cierta ironía hacia el narrador, porque es como una especie de frase donde él esta haciendo nuevamente como esos nuevos créditos para su propia salvación, y el, el señor Barriga le dice, le dice algo, que nos deja, que nos deja pensando, y es que él se va a encargar de alimentar a Bartleby, le dice, lo va a invitar a cenar en la habitación privada de la señora Barriga, le dice, le dice, el señor Barriga, y esta frase es tremendamente fuerte dentro del contexto de la historia y nos hace pensar también en ciertos episodios kafkianos, porque podía tratarse de esa zona de la que no se ha hablado nunca en el cuento que es la sexualidad, en esa alusión muy fuerte a la, la señora Barriga (pausa) Bartleby dice, prefiero no cenar hoy, me desagradaría, no estoy acostumbrado a cenas, y el jefe, al jefe le llama la atención la, la locuacidad de, de Bartleby (pausa) llegaos entonces así al, al epílogo, que tiene que ver con la visión de Bartleby, dormido, con los ojos abiertos frente al paredón, y que tiene que ver con ese diálogo enigmático que les decía, donde se revela el sentido de esa segunda versión del libro de Job, el diálogo enigmático entre el, el carcelero y el jefe, porque el carcelero le dice, ¿tampoco va a comer hoy o es que vive sin comer? y el jefe responde, vive sin comer (pausa) y nuevamente el carcelero pregunta, ¿qué está dormido, verdad? y el jefe responde, con reyes y consejeros ¿no?(pausa) entonces en este punto, con reyes y consejeros nos lleva a la voz de Bartleby que es la voz de Job, entonces yo quisiera que leyéramos cuál es la voz de Bartleby, una voz que nunca pudimos, que jamás pudimos oír en el libro, pero a la que nos está llamando veladamente el narrador (pausa, reorganiza los papeles una vez más, 42:00”) dice Bartleby-Job: maldita sea la noche en que fui concebido, maldito sea el día en que nací, ojalá que el día se hubiera convertido en noche y Dios lo hubiera pasado por alto y no hubiera amanecido, ojalá una sombra espesa lo hubiera oscurecido, o una nube negra lo hubiera envuelto, o un eclipse lo hubiera llenado de terror, ojalá aquella noche se hubiera perdido en las tinieblas y aquel día no se hubiera contado entre los días del mes y del año, ojalá hubiera sido una noche estéril en que faltaran los gritos de alegría, ojalá la hubieran maldecido los hechiceros, que tienen poder sobre Leviatán, ojalá aquella mañana no hubiera bri, no hubieran brillado los luceros, ni hubieran llegado a la luz tan esperada, ni se hubiera visto parpadear la aurora, maldita sea aquella noche que me dejó nacer y no me ahorró ver tanta miseria, ¿por qué no habré muerto en el vientre de mi madre o en el momento mismo de nacer? ¿por qué hubo rodillas que me recibieran y pechos que me alimentaran? Si yo hubiera muerto entonces ahora estaría durmiendo tranquilo, descansando en paz, con los reyes y ministros que se construyen grandes pirámides, o con los gobernantes que llenan sus palacios de oro y plata ¿por qué no me enterraron como a los abortos, como a los niños muertos antes de nacer? En la tumba tiene fin la agitación de los malvados, y los cansados alcanzan su reposo, allí encuentran paz los prisioneros y dejan de escuchar los gritos del capataz, allí están grandes y pequeños por igual y el esclavo de ve libe de su amo ¿por qué deja Dios ver la luz al que sufre? ¿por qué le da vida al que está lleno de amargura, al que espera la muerte y no le llega, aunque la busque más que a un tesoro escondido? La alegría de ese hombre llega cuando por fin baja a la tumba, Dios lo hace caminar a ciegas, le cierra el paso por todos lados, los gemidos son mi alimento, mi, mi bebida las quejas de dolor, todo lo que yo temía, lo que más miedo me causaba, ha caído sobre mi, no tengo descanso ni sosiego, no encuentro paz si no inquietud (pausa) son las palabras de Job y están en la Biblia, y son las palabras de Bartleby (se acomodan, acaso por última vez, los papeles del interlocutor sobre el escritorio, pausa) (...) la situación de Bartleby, la situación anterior a este, a este epílogo que es (45.00”) el cuento, el cuento visto como un epílogo, porque el cuento casi lo que está, lo que está señalando, es a qué última extrema condición se puede llegar después de que la vida sea clasificar cartas muertas, ¿qué paso puede existir más allá de clasificar cartas muertas? porque clasificar cartas muertas nuevamente tiene que ver con hacer una reflexión sobre el proceso de leer, las cartas muertas son las cartas que no encuentran ningún destinatario, porque se perdieron en el camino, en el camino del envío, en el camino del mensaje, o sea que es ya el culmen de la incomunicación humana, los mensajes que no llegan, y como suele suceder los mensajes nunca llegan ¿no? y el destino de Bartleby había sido el de clasificar esas cartas, para las llamas, esas cartas sin destinatario para las llamas, para ser quemadas (interrupción y final abrupto del lado B del casete y fin de la grabación).