martes, septiembre 12, 2006

Anotaciones a la transcripción de Juan Mejía

Juan Mejía: ¿qué si la pregunta es que si estoy haciendo eso? ¿qué si domino el espacio? Humm... no sé pues sí es una apropiación del espacio y obviamente estoy creándole como una identidad al espacio y... pero también lo ofrezco y lo armo. Yo lo que quiero es que la gente lo use y participe y haga cosas ahí. Eso es lo que quiero.
(...)
Juan Mejía: Entonces lo que dice Kabakov es que una instalación es mas bien una pintura en la que uno se mete y que puede recorrer y todo eso, entonces eh... pues de esa reflexión también me interesa también la presencia consciente a la hora de disponer de estas cosas y de ofrecerlo para que la gente eh... las vea. Entonces eh... pues no sé, ese es como el marco general de la cosa ¿no? Lo otro es simplemente para que Ustedes vean, entonces este cuarto queda abierto, queda para que estén ahí, para que oigan música, para que vean películas, para que duerman, yo no sé yo así lo he propuesto y tengo la esperanza de que que se le de uso. Lo único es que ojalá no se...
Auditorio: no se lleven las cosas
Juan Mejía: pues no Ustedes, sino digo en general, porque esto queda abierto como, como tres meses. Hem... yo los quería invitar a unas oncecitas
(Corte)
Anotaciones:
Se pueden observar los siguientes mecanismos, a partir de la lectura de los dos extractos anteriores. Primero: la intención de llevar al museo, a un espacio público -o híbridamente público-, la vida privada de sus visitantes. Segundo: la alborada de una tendencia que podría llegar, en su punto más límite, a absorber cada gesto de la vida privada de cada ser humano en el marco de la obra de un artista. Dormir sería entonces una acción en el marco de la obra propuesta por X1, amar sería una acción en el marco de la obra propuesta por el artista x2, disentir, una acción en el marco de la obra propuesta por el artista X3... Así, el artista y el museo terminarían erigiéndose en el único lugar en donde transcurre la vida privada de los miembros de una sociedad. Se pueden observar los siguientes límites: ¿cuánto de la vida privada puede efectivamente trasladarse al museo? ¿Cuánto de aquello de la vida privada puede realizarse en la habitación capaz de sortear los mecanismos de vigilancia del museo mismo? Por esto el llamado a "hacer cosas ahí" remite solamente a la absoluta imposibilidad de responder al llamado; condición que en caso de ponerse verdaderamente a prueba se encontraría contra el muro de seguridad de un dispositivo policial. Acaso esta restricción pueda hacer pensar a muchos que la obra sucede realmente en el terreno de la "interpretación", pero no en el terreno de la "acción" que es donde el autor desea situarla.